Las peleas entre hermanos son el día a día de muchas familias: se pelean por un juguete, o porque se quieren sentar en un puesto determinado en el auto o porque uno cambió el canal de la TV. Son un sin fin de situaciones que se pueden presentar entre los hermanos, y no es porque no se quieran sino que simplemente es parte del proceso de socialización y de adaptación familiar. Quizás surgen entre ellos amistades de toda la vida o quizás situaciones de celos y rivalidades. La terapeuta familiar y autora del libro ¿Qué le pasa a mi hermano?, Àngels Ponce, nos ofrece algunas pautas nos pueden servir para lidiar con estos conflictos y así lograr que la relación filial sea positiva y enriquecedora para toda la familia.
Cómo resolver conflictos entre los hijos
Los padres y madres tienen diferentes formas de manejar las peleas entre hermanos: algunos optan por consolar a los heridos y reprender al agresor. Mientras que otros progenitores piensan que los niños deben aprender a resolver los conflictos por sí mismos. Ya hemos hablado en otra oportunidad de lo qué significa la relación de hermanos, es un amor incondicional, aunque peleen siempre.
- En primer lugar, hay que priorizar la seguridad: es nuestra responsabilidad evitar que los niños se lastimen. Así que si existe este peligro, debemos intervenir.
- Enseñar a nuestros hijos a usar palabras (no las manos ni los puños) para defender sus argumentos. Esto, probablemente, lo vamos a tener que repetir muchas veces.
- Reforzar que expresen sus propias emociones con palabras cuando hay un conflicto.
- No tomar partido por uno u otro. Es importante que los niños perciban que no estamos favoreciendo a ninguno cuando hay una pelea (a menos que esté en juego la seguridad de alguien).
- Aprovechar la calma (que sigue a la pelea) para que todas las partes tengan la oportunidad de hablar y de ser escuchado.
- Ayudarles a encontrar la solución y animarles a que hablen de ello, que expresen cómo se sienten.
Celos entre hermanos
«Los celos son algo natural entre hermanos. Todos ellos compiten por la atención de los padres que no pueden recibir en exclusividad. Los padres no somos culpables de eso, somos el motivo por el que rivalizan nuestros hijos». Nos toca mediar con ellos, especialmente en esta época tan particular.
- Mostrar nuestro afecto a cada uno de ellos por igual.
- Atenderles de manera exclusiva en tantas ocasiones como sea posible.
- No hacer comparaciones.
- Que sientan que les queremos a cada uno tal como es.
- Ser un ejemplo para ellos, no gritar, ni pelear, sino mostrar diferentes puntos de vista y llegar a un acuerdo de manera pacífica.
Fuente: El País, Team La Casa de Tití