Vale la pena señalar que la pandemia está agravando muchos factores de estrés en los padres, tanto económicos como emocionales. Esta presión muchas veces nos lleva a gritarle a nuestros hijos. Pero levantar la voz o perder la calma de vez en cuando es inevitable porque somos humanos. Todo el mundo se enfada a veces, pero lo que hacemos después es lo que cuenta dicen los expertos.
Jennie Hudson, profesora de psicología clínica en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia y la Dra. Alexandra Sacks, psiquiatra reproductiva con sede en Nueva York nos aconsejan cómo cuidar nuestras relaciones con nuestros hijos después de decir cosas de las que nos arrepentimos.
Hudson nos guía sobre cómo sentir empatía con ellos evitando reducir los estallidos cuando sea posible: Reconoce tu error.
Después de que nos hayamos calmado del estallido, pidamos disculpas a nuestro hijo. Hablemos con él de una manera apropiada para su edad, dijo la Dra. Hudson. No es necesario que entremos en los detalles de por qué reaccionamos de la forma en que lo hicimos. Puedes decir algo como: «Lamento haber gritado. Me frustré, pero no es tu culpa que perdiera la calma». Así es como podría haberlo manejado mejor». Luego, hablemos sobre las formas de calmarse que podríamos haber utilizado, como salir a caminar, respirar profundamente o alejarnos de la discusión. «Es una oportunidad de aprendizaje para niño».
Sacks nos recomienda: Date un descanso.
No son solo para niños; también son para adultos, dijo la Dra. Sacks. «Si estás tan abrumado que no puedes pensar en lo que es apropiado para el desarrollo, tómate un tiempo fuera». «Cuando los padres tienen límites demasiado altos para la perfección y la impecabilidad, (…) sienten que no pueden ni darle al niño cinco minutos más de tiempo frente a la pantalla», incluso si eso los ayudara a calmarse.
Fuente: The New York Times, Team La Casa de Tití