Aprender a ser agradecidos es un valor muy importante que genera felicidad y cuanto más lo cultivemos en nuestros hijos más le ayudaremos. Al enseñarles a dar gracias y a agradecer estamos ayudándolos a concientizar y a valorar lo que tienen. Esto, según estudios psicológicos y científicos podría ayudarlos a crecer para ser personas más felices, más optimistas y a tener un mejor apoyo social. Se encontrarán más satisfechos en el colegio, en su familia, con sus amigos y con ellos mismos.
Tan solo una palabra «gracias» es necesaria para que tu mundo, y el de la persona que lo recibe, se torne feliz por unos segundos. Ayudar a los niños a sentirse agradecidos en un mundo en el que predomina la sobreestimulación y la sobreabundancia generalizada, hace que sea un gesto que muchas veces se dé por sentado. Vale la pena que eduquemos a nuestros niños sobre el verdadero significado que esconde esta palabra.
Evidencias científicas de que la gratitud es sinónimo de felicidad
Investigaciones acerca de la toma de conciencia real sobre dar las gracias. Un estudio de la NCBI (National Institutes of Health), concluyeron que los niños que participaron en uno de los ejercicios de la muestra, que consistió en escribir de cartas de gratitud, mostraron un comportamiento mucho mayor a la hora de dar las gracias y un aumento en la modulación neuronal en la corteza prefrontal tres meses después.
Otra investigación publicada en el Journal of Happiness Studies descubrió que la gratitud está vinculada directamente a la felicidad en los niños a la edad de 5 años. Esto significa que enseñarles la gratitud a nuestros hijos a una edad temprana podría ayudarlos a crecer para ser personas más felices. Y otro informe publicado en el Journal of School Psychology corroboraba como los niños agradecidos (de 11 a 13 años) tienden a ser más felices, más optimistas y tienen un mejor apoyo social. Se encuentran más satisfechos en el colegio, en su familia, con sus amigos, con ellos mismos.
Publicaciones del Psychological Assessment, argumentaba como los adolescentes agradecidos (de 14 a 19 años) están más satisfechos con sus vidas, usan sus fortalezas para mejorar su entorno social, están más comprometidos con su trabajo escolar, sus pasatiempos y tienen mejores calificaciones. También se ha demostrado que son menos envidiosos, deprimidos y materialistas.
Cómo desarrollar la gratitud en nuestros hijos:
- Enseñándoles a valorar: darle las gracias a Dios, a sus padres, hermanos, abuelos, por la salud, por sus amistades, etc.
- Ensenándoles a agradecer por las cosas que tenemos como nuestra casa, el colegio, la comida, la ropa, las medicinas, etc
- Dando el ejemplo: si nosotros los padres somos modelo de conductas y les damos el ejemplo expresando las «gracias» en formal verbal y ejemplar, compartiendo y agradeciendo o correspondiendo a favores que nos hayan hecho, ellos lo imitarán.
- Al recibir un regalo: en las celebraciones cuando recibamos un regalo demos las gracias y comentemos con ellos el esfuerzo que la persona hace.
- Al recibir cariño: cuando nuestros hijos nos abracen corresponderles con un beso, un abrazo o un refuerzo verbal, fomentamos esta conducta.
Fuente: El País, La Vanguardia, Team La Casa de Titi.