En la vida diaria, los adultos solemos mentir quizás para protegernos o para no hacerle daño a otras personas. Los niños también suelen mentir. Cuando pequeños, para vivir sus fantasías y luego para descubrir y lidiar con el mundo en que se desenvuelven. Cada edad tiene su embuste. Nos toca a nosotros, con nuestro ejemplo, enseñarles el poder que tiene la verdad sobre la mentira. Enseñarles las consecuencias y cómo asumir sus responsabilidades. Es una gran oportunidad para educarlos y crear un ambiente donde reine la confianza y la sinceridad.
¿Qué podemos hacer, cómo podemos actuar?
Hasta los 4 años
Si nuestro hijo tiene hasta la edad de cuatro años, seguramente sus mentiras serán historias sorprendentes, nos narrarán su mundo de fantasía.
Nosotros debemos comprender que están en la edad de la magia. Nos pueden sorprender con una historia fantástica y por lo tanto poco creíble. No le digamos que es imposible pues no está en capacidad de comprender la realidad como tal. No nos está mintiendo. Su fantasía está en plena ebullición. Es mejor dejar que se expresen contando la historia, dibujándola o recreándola. Si juegan juntos a los piratas, dragones o cualquier otro personaje ficticio, juntos podrán descubrir muchas cosas lindas y muchas emociones.
De 4 a 7 años
Ya entre los cuatro y los siete años de edad, los niños saben que está permitido y que no, tanto en casa como en el colegio. Ya han tenido experiencias que les han dado este conocimiento moral. Con su imaginación pueden crear mentiras para saber hasta donde pueden llegar y hasta que punto forzar los límites.
En esta edad lo mejor para nosotros los padres es ayudarlos a poner en palabras lo que está sucediendo y a crear un ambiente de confianza para que puedan expresarse libremente, sin temor. Ellos están entre la fantasía y la realidad. Es una etapa donde pueden aparecer los amigos imaginarios. Saben muy bien cuando utilizar la fantasía para evadir un regaño o para agradar a los mayores. Así se protegen de las situaciones que no pueden manejar. Debemos ayudarlos con un lenguaje sencillo y acorde a su edad a resolver su conflicto.
Entre los 8 y 12 años
A esta edad tienen muy claro el concepto de lo que es la realidad y la fantasía la manejan por interés. Generalmente mienten para gustarle a los demás, para evitar castigos o para ocultar algo.
Están muy claros qué son las mentiras, como utilizarlas y saben que tienen repercusiones. Manejan la verdad adulta sobre las mentiras: hay que ser sincero, pero quizás no siempre. Para nosotros los padres es muy importante hacerles ver que el diálogo es la clave y que mentir o manipular la realidad hace mucho daño a los demás y a ellos mismos. Tenemos mucho que conversar con nuestros hijos, hacerles ver que la mentira no es la manera de resolver los problemas.
Paul Ekman, en su libro Cómo detectar mentiras en los niños, se declara un firme defensor de la verdad, pero reconoce que «la mentira reafirma el derecho del niño. Su derecho a desafiarnos. Su derecho a la intimidad. Su derecho a decidir qué cosas va a contar y qué cosas no».
Fuente: El Mundo «Qué hay detrás de las mentiras de un niño» de Isabel Serrano Rosas. Team La Casa de Tití.