Es importante que ayudemos a nuestros hijos a aprender y a practicar métodos que les permitan manejar y controlar los momentos de rabietas y berrinches. Sabemos que no es fácil seguir consejos cuando uno está realmente enojado pero darles a los hijos la responsabilidad de controlarse y que cuenten con nuestra presencia para recordarles cómo hacerlo será un gran paso. Debemos enfocarnos en evitar que tengan ese ataque de rabieta. Intentemos seguir estos pasos durante los momentos de calma.
Asegúrate de que los niños duerman lo suficiente. El sueño es muy importante para su bienestar. La falta de sueño puede tornar a los niños en hiperactivos o irritables, o tener conductas extremas. Las necesidades de sueño de la mayoría de los niños están dentro de un rango predecible de horas que depende de su edad, pero cada niño es un individuo único con necesidades de sueño específicas.
Ayúdalos a nombrar las emociones. Ayuda a que los niños adquieran el hábito de decir lo que están sintiendo y por qué. Hablar sobre lo que ocurre puede calmar la situación. Estarán teniendo una conversación en lugar de una discusión.
Asegúrate de que los niños realicen muchas actividades físicas. Los juegos activos realmente pueden ayudar a los niños con un temperamento fuerte. Alienta los juegos y los deportes al aire libre que le gusten. Estas actividades los puede ayudar a consumir energía y a disminuir el estrés.
Alienta a los niños a tomar el control. Debemos enseñarle a nuestros hijos desde pequeños a comportarse. El temperamento de nuestros hijos se debe entrenar para que aprendan cómo utilizar toda su energía y cómo seguir reglas.
Reconoce sus logros. Muchas veces estos no se reconocen, así que asegúrate de comentarle lo bien que manejó una situación difícil cuando observes conductas positivas.
Intenta ser flexible. Intentemos no ser demasiado rígidos al criar a nuestros hijos. Escuchar «no» constantemente puede ser desalentador para ellos. Por supuesto, a veces «no» es absolutamente necesario. Pero en otras ocasiones, se puede flexibilizar. Sin embargo, asegúrate de cumplir con lo que hayas acordado con él y adviértele con anticipación cual es la condición.
La mayoría de los niños pueden aprender a mejorar el manejo de su enojo y frustración. Sin embargo, si tu hijo se involucra con frecuencia en peleas y discusiones con sus amigos, sus hermanos y adultos, es posible que requiera ayuda adicional: su médico, su orientador escolar o su maestra.
Fuente: Kids Health, Team La Casa de Tití