Una de las tareas más importantes que tenemos nosotros los padres, es la de enseñarles a nuestros hijos a ser responsables. Ser responsables significa tener la capacidad de tomar decisiones, de reconocer y asumir las consecuencias y de responder ante sus propios actos.
Los padres tenemos el papel de guiar a nuestros hijos, de orientarlos y de apoyarlos en la toma de decisiones. Es importante ayudarlos a analizar las consecuencias de las mismas. Esto es un proceso que debemos hacer de manera progresiva. A medida que van creciendo, les daremos mayores responsabilidades, siempre tomando en cuenta su edad y sus propias capacidades.
Para fomentar en ellos el sentido de responsabilidad es recomendable que nosotros:
- Establezcamos normas y límites.
- Los ayudemos en la toma de decisiones.
- Les expliquemos con claridad a la hora de expresar lo que esperamos de ellos.
- Les enseñemos a valerse por sí mismos y a enfrentar nuevas situaciones.
- Los ayudemos a valorar el error y/o fracaso.
- Les encomendemos pequeñas «misiones».
- Establezcamos horarios de estudio y de ocio.
- Les mostremos nuestro apoyo cuando nos necesiten.
- No les hagamos la tarea que le fue encomendada.
- Valoremos su esfuerzo.
Hace unas semanas atrás en el artículo «Por qué Enseñarles a los Niños Pequeños a ser Autónomos», conversamos sobre la autonomía en los niños. Este término va de la mano con la responsabilidad. Son dos valores que debemos inculcar en ellos con constancia y con el convencimiento de que los estamos educando por buen camino. Tanto la autonomía como la responsabilidad son herramientas de vida.
A continuación enumeramos una serie de recomendaciones generales para tratar a nuestros hijos en este proceso:
- Proyectar una imagen positiva en ellos, para que se valoren y se respeten.
- No etiquetarlos. Si un niño escucha un sin fin de veces lo que piensas de él, terminará creyéndoselo y actuará en consecuencia.
- No exigirle tareas por encima de sus posibilidades, ya que esto conlleva a la frustración y desmotivación.
- Aumentar gradualmente el grado de exigencia, una vez que el niño tenga adquiridas las habilidades para realizar una tarea.
- Enfrentar los conflictos y obstáculos: debemos dotar a los niños de recursos para que puedan enfrentarse a ellos.
- Cumplir los pactos que hagamos con ellos.
- No culparlos de lo que salga mal, pues esto no favorece su tolerancia a la frustración. Tampoco se trata de excusarlos, sino de identificar su responsabilidad específica en los actos.
- Darles todo nuestro amor, confianza y cariño. Esto permite que los niños se sientan respaldados y valiosos.
- Dedicar tiempo para explicar el por qué de las cosas y de las situaciones.
- Ofrecerle un ejemplo adecuado de conducta de nuestra parte.
Los padres debemos motivarlos para que sean niños autónomos y responsables. Debemos darles seguridad para que sientan confianza en sí mismos, asumiendo sus propias responsabilidades. Tenemos que darles la libertad para que actúen. Si trabajamos con ellos con normas y límites firmes aprenderán a tomar decisiones y a asumir las consecuencias de sus actos.
Nadie dijo que ser padres era tarea fácil. Nosotros vamos creciendo con ellos y aprendiendo en cada paso. Con dedicación y amor los ayudaremos a crecer con seguridad en ellos mismos, a reconocer su potencial, a ser adultos autónomos y responsables.
Fuente: El Definido, Redcenit, Team Casa de Tití