Finlandia es un país que destina grandes recursos a la educación, pues es un asunto de gran relevancia para el Estado. En los últimos años se han propuesto acabar con el acoso escolar y mejorar el sistema educativo en sus distintas vertientes. El programa KiVa fue creado a propuesta del gobierno finlandés y la comunidad educativa; “El proyecto comenzó a introducirse de forma aleatoria en los colegios finlandés”, explica Christina Salmivalli, profesora de Psicología y una de las inventoras del programa. ¿Con qué herramienta solucionan el bullying en Finlandia? Pues con el programa KiVa.
Finlandia ha conseguido en los últimos años el primer puesto en educación superior, educación primaria y formación en el Índice de Competitividad Global (ICG) . Todas las medidas destinadas a la educación han contribuido a crear una potente fuerza laboral con las competencias adecuadas para adaptarse a un contexto socioeconómico en constante cambio y que ha causado altos niveles de desarrollo tecnológico.
No obstante, el sistema educativo finlandés no es perfecto: Finlandia también sufre la nefasta epidemia del acoso escolar. El término KiVa surge de la unión de las palabras “Kiusaamista Vastaan” (en finlandés, contra el acoso escolar). Gracias a esta propuesta, Finlandia está consiguiendo erradicar el acoso escolar. Este método es aplicado en el 90% de las escuelas de educación básica, y su éxito es tal que se ha convertido en una herramienta imprescindible.
Años después se realizó un estudio para ver cómo evolucionaba el programa y la incidencia que este tenía en los alumnos. Los resultados fueron apoteósicos: el programa KiVa había disminuido todos los tipos de acoso en los institutos y colegios. El cerco al bullying había empezado a funcionar. El acoso escolar desapareció en el 80% de los centros escolares. Cifras espectaculares que, han despertado el interés de la comunidad educativa internacional.
¿Cómo funciona el método KiVa?
El método utilizado en el programa KiVa consiste en no centrarse en la dialéctica de la confrontación entre víctima y acosador sino que se basa en la actuación sobre los alumnos testigos que se ríen de tal situación.
En muchos casos, estos espectadores interiorizan que lo que pasa es normal, incluso divertido, aunque tengan una opinión diferente. Lo que se pretende hacer a través del método es influir a los espectadores para que no participen indirectamente en el acoso. Si esto se consigue, el acosador, que necesita de reconocimiento para proseguir con el bullying, deja de acosar a causa de que no le aporta ningún beneficio. El programa se basa en intentar que los espectadores no les rían las gracias a los jóvenes que son la parte agresora en el acoso. Sencillo, pero eficaz.
El equipo KiVa
En toda escuela el director elige un equipo KiVa integrado por tres adultos que detectan y investigan los casos de acoso escolar. Primero determinan si el acoso es puntual o continuado. Después hablan con la víctima para tranquilizarla. Posteriormente hablan con los acosadores para sensibilizarlos y con los testigos, que son la piedra angular del programa, de esta forma se consigue reducir el acoso escolar.
El potencial del método
Si ya desde las etapas más tempranas somos educados para no apoyar pasivamente actos de violencia de este tipo, quizás la mentalidad de los adultos también cambie en muchos sentidos. Solo el tiempo dirá si este tipo de cambios culturales repentinos llegan a darse. Las repercusiones del programa KiVa pueden ir mucho más allá de la lucha contra el bullying, puede ser la semilla para una sociedad más justa, solidaria y cohesionada.
Fuente: Psicología y Mente, La Casa de Tití.